martes 31 de mayo 2016
De vuelta a mi orilla… Hoy de la respiración se encargaron las olas. De la música se encargaron los mimes. Del vuelo, las palomas y los pelicanos. De comer, los gatos realengos De la libertad, los perros domesticados. Del estiramiento, las rastreras playeras. Hoy de la quietud se encargaron los futuros tinglares que estallarán prontamente del suelo. El salitre se encargó de danzar sobre mi lengua. Yo sencillamente me encargué de la presencia y del cansancio, de la mirada y del sueño De darle rienda suelta a la imaginación del sargazo y de recitar sus colores con mi pulso cardiaco. tiempo transcurrido: 13 minutos palabra descubierta: ninguna
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domingo 29 de mayo 2016
Carr’s Pond en Rhode Island Un dueto con un gran amigo. Una noche pegajosa y oscura. Un cielo tupido. La amenaza de lluvia. Un horizonte desnudado por la contaminación lumínica. Los pinos en el lago, el lago en los pinos. Una fogata. Más amigos riendo y charlando entre si. Nuestra danza se apoyaba de palabras, frases, recuerdos, risas, burlas y silencio. Con lo absurdo construíamos un mundo verosímil y seguro. Con las carcajadas espantábamos la duda y el olvido. Con la mirada desafiábamos el final de este juego espontáneo e impredecible. Una vez más la orilla, mis movimientos y yo. Tiempo transcurrido: 11 minutos Palabra descubierta: ninguna sábado 28 de mayo 2016
Providence River, Rhode Island En un muelle marchito o un escenario entristecido o un mirador moribundo. Pero el atardecer no estaba de acuerdo con este entorno decaído y lo violó con un baño de oro. La música al otro lado del río acompañaba la protesta celeste mientras yo reconocía al cielo como un aliado de mi felicidad. De las grietas grisáceas de la madera maltratada brotaron diminutos insectos rojo pasión. En la barandilla cabeceaba una oruga cuya piel seguramente inspiró La Alhambra. Yo extrañaba la arena mientras alardeaba la firmeza de la madera con mis pies. Un cisne interrumpió con su vuelo el trance dorado que me poseía en aquella plataforma putrefacta. tiempo transcurrido: 21 minutos palabra descubierta: decaer (una definición marítima que no conocía) 1. intr. Debilitarse, perder cualidades o condiciones de fuerza, importancia o valor: 2. mar. Separarse la embarcación de su rumbo, arrastrada por el viento, la marejada o la corriente. jueves 26 de mayo 2016 Tillinghast, Rhode Island Hoy no estaba en mi orilla, estaba en otra. Más oscura, más rocosa, a la vez fúnebre y llena de vida, cómo yo en estos tiempos. No estaba en casa, estaba inhibida tanto por mis pensamientos como por mi traje de baño, que me comprimía el torso y la imaginaición. Una colonia masiva de avispas negras moría en unísono al rítmo del mar. Las algas parecían lechuga del país, pero de latex con un verde encojonao’ que no se dejaba digerir por mi mirada. Un ensayo de libertad fallido, pleno de dudas y errores, con horizonte líquido. martes 24 de mayo 2016
ondulando cada coyuntura de los brazos hasta licuar los huesos usando las articulaciones de mi cuerpo para leer la cresta de una ola derrumbando pensamientos dolorosos como castillos de arena de ayer doña teñida de rubio con el traje de baño negro: “Se ve precioso.” desenredando marañas musculares que atentan contra la paz de mi cuello mi mente y la quietud apenas se conocen todo movimiento de hoy tuvo un barniz de seriedad y angustia el goce no cabía en mi ser es hora de hacer resaca para que quepa el goce se va percolando cauteloso entre estas cien palabras palabra descubierta: ninguna tiempo transcurrido: 14 minutos y 20 segundos sábado 21 de mayo 2016
Casi no llego a la orilla, otra vez. Aceptar el comienzo de un día se me hace cada vez más difícil. Pero sin embargo encuentro cada vez más fluidez en mis movimientos. Eventualmente quiero sentir la continuidad entre un movimiento y otro, entre una respiración y otra, entre un día y otro, entre un año y otro. Anhelo la continuidad y la coherencia. Me hiere la fragmentación de mi topografía psicológica pero confío que la continuidad de los elementos en la orilla aunará las orillas de mi ser, esos lugares donde los sueños rompen contra las dudas hasta hacerse espuma. palabra descubierta: aunar: unir, confederar para algún fin; unificar; poner juntas o armonizar varias cosas. tiempo transcurrido: 14 minutos 40 segundos jueves 19 de mayo 2016
Cien segundos, cien palabras. ¿Será posible? Y bailé y llovió y seguí bailando y volvió a llover. Con resaca estaba el mar, con resaca estaba yo. Nos entendimos. Cerré los ojos y me fui adentrando más y más, permitiéndole a las olas que me arroparan en vez de sacudirme, enamorándome del caos. Aprendiendo a mecer mi alma como se mece la de un niño en llanto. Con calma se mece el alma. Podría dedicarme toda una vida a almacenar azules en mis pupilas y a chapotear el agua hasta convertirla en cristal. Cien segundos no me bastan para cien palabras. miércoles 18 de mayo 2016
Aceptar la contracción y la expansión inevitable de todo. Reemplazar mi ruido mental por la canción del mar. Moverse es rico puñeta. Extrañándome a mi misma. Derrumbando paredes que ya no me pueden contener. La repetición y el ritual como la libertad de un pájaro con alas plegadas que volará cuando así lo decida. Algo me pasaba cuando se me acercaban las personas demasiado. Dejaba de ser yo para intentar ser un ser impresionante. Pero creo que me conviene más impresionar la arena con mis pies. Ella siempre se deja y nunca resiste…Maybe I make “bad tribal art” too. martes 17 de mayo 2016
Empecé con una meditación pero casi no llego a la orilla por la ola de ansiedad que me arropó desde que recibí la luz matutina en la almohada. Pero llegué, y comencé con un intento de quietud física y mental, fue solo un intento. Al moverme pude experimentar un goce ligero que iba brotando de adentro hacia afuera, como un lirio playero, de los blancos y sutiles. El placer se sentía frágil. Aún ando recuperando mis capacidades de conectar con todo aquello que es externo a mi angustia, pero la luz está entrando, sin prisa. Con cien palabras me basta. domingo 13 de marzo 2016
La tibia arena me esperaba nivelada y compacta, un escenario como manda Dios (o la Pachamama). El horizonte chillaba naranja. El cielo pesaba de gris. El mar susurraba un verde ancestral. Yo me desquitaba. Pero las contradicciones no—ellas permanecían firmes en su denuncia a mi ser. Y los naranjas se agudizaban, y los grises rugían, y los verdes también. Mientras tanto yo recibí la lluvia repentina como plántula sin raíz. Mojaba mi piel pero no mi esqueleto. Mojaba mis movimientos pero no mi ser. Y así permanecí, como quien intenta despojarse de un antifaz. Llena de tierna rabia y dulce ambición. A la vez lúcida y nublada. jueves 18 de marzo 2016 Hoy la orilla lloraba sargasso mientras yo le secaba el sudor con los pies. Aprendí que mi sombra a las siete habla más que mi sombra a las seis. Y que no hay nada malo con rezarle al mar, y con afirmar quien soy, aunque a veces esté compuesta de espuma y otras veces de sal. Un buen recuerdo de lo efímero, de lo pasajero. Quiero que me recuerde la historia, ligera como la espuma, pesada como la arena. Y si no me recuerda, pues que me recuerde el mar, que a otros también vio pasar. sábado 16 de abril 2016 Mi cuerpo es la pintura. Consignas. Cansarme. Balance incondicional y caidas perdonadas. Entre las polaridades de mi hogar y el mar. Morir en la orilla como algo digno. Que el esfuerzo en si vale la pena. Que el proceso vale la pena. Que cada día e instante vale la pena. Que las cosas tal cual son son suficientes. Que quiero que haya orilla para caer muerta. domingo 17 de abril 2016 Hoy bailé con el peso de la envidia y la auto-crítica. Hoy busqué sin encontrar. Los ojos ajenos se sentían como puyas oxidadas que me atravesaban el alma frágil y salada. Traté de escuchar el mar, pero mi ruido interno no lo dejaba hablar. Me sentía atrapada en una serie de movimientos falsos y plagiados. Anhelando compañía y colaboración, pero cada día encerrándome más en mí. Se siente peligroso este rumbo. Este encierre. Es hora de pedir ayuda y colaborar. Pero voy a seguir presentandome ante el mar, a ver que encuentro. jueves 28 de abril 2016 El sargaso y yo nos volvimos a encontrar. Aún no se lo habían llevado. Presumo que si nace en el mar y las olas no los obsequian cada mañana, no nos corresponde recogerlo con tractor. Ya me está empezando a traer paz esta rutina mañanera. Ya el que dirán no me inhibe tanto. Exploro, juego, hago lo que me da la gana. Son inconsecuentes los trazos que hacen mis pies en la arena, pero eso no significa que los dejaré de hacer. domingo 9 de mayo 2016 Las pencas me levantaron hoy. Conspiraban con el viento para despertarme. Para invitarme a bailar. Corrí de puntitas, trazando las curvas del mar con mis pies. Y use mi voz, un poco, para soltarme más. Eso, es eso lo que busco. Soltarme más hasta convertirme en agua, cielo y arena. Quisiera no tener que pretender que nadie me mira. Quisiera aceptar que me miran y que no pasa nada que me miren. Que es realmente inconsecuente lo que se diga de mi. Me preguntó alguien que qué era lo que yo hacía, si era algún tipo de baile, que si tenía nombre. Yo le dije que hago “lo que sea.” Quiero mejorar mi respuesta. Pero iré entendiendo a la marcha. Uno es lo que hace y ya. miércoles 11 de mayo 2016 Gringo: -“¿Are you a dancer?” Yo: -Sometimes. Gringo: -“Your dancing is beautiful.” Gigi: -Hola. Hola. ¿Tu eres bailarina? ¿Tú das clase o coges clase? Yo: -Yo hago esto. Pero si, he tomado clases. Gigi: ¿Haz bailado con Viveca? Yo: No, pero sé quien es. Gigi: Me gusta tu estilo tan libre. Yo: Pues eso, estoy ensayando la libertad. …resulta que Gigi es la hija de Lilian Cátala, la primera que me dio clases de ballet en su estudio en Miramar. Hoy me dieron más buenos días que nunca. Hoy no quería moverme, pero lo hice. Voy a confíar que hay algún aprendizaje en la disciplina. Si no tengo palabras para algo, ¿es válido? viernes 13 de mayo 2016 Un tinglar me dejó sus huellas justo al frente de donde bailo. Llegó a la orilla, la inspeccionó, y se volvió a ir, sin desovar. “Eso es energía,” me dijo alguien. Igual no me quería mover, pero lo hice. sábado 14 de mayo 2016 Hoy me dejé llevar un poco por las olas. Me dejé rodar contra la orilla. Dibujé en la arena, pero no entendí las figuras que salían. Hay algo más ahí que puedo investigar. Hacer bocetos en la arena, dejar trazos. él: “Tu sí que que trabajas mucho, eso que haces es una especie de yoga?” yo: “Es una búsqueda personal.” |
P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
November 2022
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