domingo 31 de julio 2016
Ocho de la mañana. Cielo tupido de ideas eléctricas. Playa despoblada. Una pareja anclada en conversaciones mojadas bajo la palma. Aguaceros intermitentes y rabiosos. Mi piel un escenario de agua dulce y salada. Truenos tímidos. Nada que perder. Todo por descubrir. Posibilitarianismo en la punta de la lengua. Y en la punta del pie. Muecas al mar. Sargazo verde mentira y negro carbón. Traje mojado leyendo las verdades (y las veredas) de mi cuerpo. Las olas, todo aplauso. Así no necesito público humano. Una garza de alas veteranas del vuelo. La topografía perfecta para despegar. El clima perfecto para estrellarse.
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sábado 30 de julio 2016
¿Cómo puedo retratar con palabras la libertad a oscuras? No sé si hay sustantivos que rocen mi entrepierna con el delicado vigor de la brisa nocturna. Tampoco sé de verbos capaces de revolcar mi traje como las ráfagas que preceden la tempestad. Aún no conozco adjetivos sin agenda que logren narrar los relatos invisibles del mar. Mucho menos sé de pronombres sin vergüenza de amarse a si mismos bajo un cielo estrellado. Desconozco de preposiciones dispuestas a suturar manantiales heridos con sargazo de ayer. Algún día quisiera conocer una conjunción que logre seducir acuíferos con el baile de una ola. viernes 29 de julio 2016
Es un pitbull blanco con manchas rojas. Se llama Sucio. O Suave. Está perdido desde temprano. En Key West roban bicicletas. Aquí roban perros para llevarlos a pelear a Bayamón. En dos años le han robado 2 perros. Sucio (o Suave) sería el tercero. Todavía no puedo estirar el codo derecho pero puedo alargar el alma desde el esternón al cielo. Casi se me enreda un pelicano en la estela de la mirada, pero atendimos el asunto con santa calma. Parecería que ambos andábamos tejiendo credos intelectuales con sudor de nubes, tendiendo puentes borgianos entre la exigencia y la indiferencia. jueves 28 de julio 2016
Siento que los días se me escurren entre las pestañas como la arena entre los pasillos del puño. Ando por ahí sin gran propósito, pero confiando en el andar. Como si tiré la toalla, para irme a nadar. Como si prefiero que me seque el viento. Como si le perdí el miedo al frío. Sé muy pocas cosas. Como por ejemplo:
miércoles 27 de julio 2016
Nada. Una noche de nada. Sola. Sentada. Tratando de hacer de cada minuto leña con la mirada y así continuar con este fogón de vida que esta noche supo a ceniza tibia y cansancio viejo. Matos Paoli volcando su locura contra las herraduras de su celda y la prisión de su pueblo y yo sentada aquí en la orilla haciendo nada. Oda a la vagancia a la pereza y al ocio y a Nibia Pastrana por hacerme contemplar la dulce danza de la nada. A mi lado pude distinguir una silueta en plena fornicación costera. Y yo nada. Sola. Sentada. martes 26 de julio 2016
Cada día siento más permeables las fronteras entre mi piel y los colores de un atardecer entre mis rituales creativos y el placer entre las miradas perplejas de otros y mi ser A medida que los suspiros se me enchumban de mar los pensamientos se me empanan de arena las carcajadas se me disfrazan de espuma y los movimientos se me enmascaran de sal Quisiera pensar sin que me tilden de macabra que cada día estoy bailando al son de mi propio velorio. Hoy entre imponentes peñones en una orilla de Aguadilla donde reinan la lluvia tibia y el ocio. lunes 25 de julio 2016
Colores hambrientos que se tropiezan los unos con los otros, cada uno buscando el sorbo de luz solar que le garantizará un "mañana." Esferas transparentes llenas de líquido anónimo. ¿De dónde vienen? ¿A dónde van? Cadáveres foliares de camino a ser tierra. Mis nervios se refugiaron en el placer de estirarme aunque siempre hay músculos que resisten la libertad. Bailo por primera vez a media milla de una difunta planta nuclear que hoy alberga un cementerio de material radioactivo mortal. ¿Será que estoy delirando o la brisa carga una leve peste a injusticia y muerte desde un cerro al este? domingo 24 de julio 2016
En Steps, Rincón, una orilla petrificada… Maqueta desechable de movimientos al son de una bomba que nadie toca. Un bosque amazónico de algas exfoliaba el miedo de mis pies. El sol lanzaba su penúltimo aullido. Una legión de gastrópodos diminutos se aferraba al peligro tempestuoso de su hogar. Me seduje con mi propio canto y así mi cuerpo y la brisa hicieron el amor. Entonces un erizo reveló la geometría sagrada de su alma mientras yo incorporaba su forma a mi arsenal de paz. Cada orilla con su propio alfabeto biológico, cada atardecer con su propia paleta de colores románticos. sábado 23 de julio 2016
Hace días que la marea está devorándose la arena. Volvía a encontrar un mini barranco en la orilla. No sé a que se debe. Me senté con un ramillete de quenepas al borde del nuevo escalón arenoso, con los pies colgando. Hay algo de sentarse con los pies colgando que me devuelve a la infancia. Como que le sacude la seriedad al tiempo. Las quenepas me amarraban la lengua y me torcían la vista. Yo quería hundir los buques en el horizonte. Creo que nadie necesita tanta mercancía para ser feliz, especialmente si dejamos de temerle tanto a la tristeza. viernes 22 de julio 2016
me harté de las palabras “sol" y “candente" pero a las 10 de la mañana no habían colores, todo era luz y calor había un niño en la orilla con maestría en plenitud y doctorado en libertad y así mismo mis hormonas maternales dijeron presente bajo aquel encojonado sol candente hoy jugué a tesorera de la costa contable del viento secretaria del sol enfermera de la espuma y dula del calor movimiento minimalista visita breve más un saludo a medias que una entrega plena me pregunto si la espuma alberga pokemones o si prefieren habitar la entrepierna de una ola |
P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
November 2022
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