martes 17 de mayo 2016
Empecé con una meditación pero casi no llego a la orilla por la ola de ansiedad que me arropó desde que recibí la luz matutina en la almohada. Pero llegué, y comencé con un intento de quietud física y mental, fue solo un intento. Al moverme pude experimentar un goce ligero que iba brotando de adentro hacia afuera, como un lirio playero, de los blancos y sutiles. El placer se sentía frágil. Aún ando recuperando mis capacidades de conectar con todo aquello que es externo a mi angustia, pero la luz está entrando, sin prisa. Con cien palabras me basta.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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