sábado 2 de julio 2016
Esto dejó de ser un juego inocente, una búsqueda pueril, un mero ensayo. Es la libertad encarnada y furiosa. La que se pesa en toneladas de sal y se mide en millas naúticas. Es el silencio espumoso estallando en rugido bestial. Es la mirada a los ojos que tanto obvíe. Es la sonrisa que te invita a la marcha que no obedece. Es el desfile continuo de olas, olitas y olotas que nunca conocieron el miedo a los muros. Es el toro Ferdinando que amaba las flores hasta que lo picó una abeja. Son las vacaciones declarándose culpable de guerra.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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