sábado 17 de diciembre 2016
Nunca le había dicho a nadie que lo amaba tantas veces como a su perro. Escuchó una vez que los amores que no escatiman nos acercan a la inmortalidad. Antes de irse, esa sensación inquebrantable abandonó su cuerpo y se convirtió en la luz dorada que baña las tardes de los inviernos tropicales. Ahora su amor es un secreto entre todas las superficies que se dejan tocar por el sol, una declaración abierta a quien se siente a contemplar, un embarre lumínico que a los más desquiciados les devuelve la paz, un monumento estelar de colores envidiables y belleza fugaz.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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