miércoles 20 de julio 2016
He pecado de atropellar el proceso para devorarme el fin. Pero sucede que en las artes, al igual que en la política, estamos aprendiendo a saborear el camino, con sus piedras, sus grietas y sus barrancos. Con sus flores silvestres, sus malezas medicinales y sus árboles frutales. Abriendo paso para la discusión y el error para la experimentación y la felicidad. La lucha se hace sinónimo de cariño y las organizaciones sinónimo de hogar, tenaces rizomas que brotan con la acción. Podrán desalojarnos de aquellos espacios que albergan nuestros sueños, pero de la consciencia colectiva no erradicarán fácilmente las ideas.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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