martes 6 de diciembre 2016
Pillé el sol en el ángulo del esplendor, barnizando la espuma y los cuerpos con un viscoso naranja, del que se tiene que chupar, porque si lo masticas te atraganta. Demasiada belleza para ojos cansados, demasiado aire para pulmones perforados, demasiada paz para un cuerpo ingrato. Llega la tormenta con el cielo despejado. El aguacero cae hacia el cielo y una ola sin cresta derrumba tu fe. Son así los días pesados. A veces arden sin rozarte la piel. A veces te quiebran sin decir por qué. Te vendan los ojos con paños mojados, quemándote el rostro con baños salados.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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