martes 29 de noviembre 2016
Frida, si tengo una hija, le ofrendaré tu nombre para que burle con colores sus dolores tiñendo así sus penas de un rabioso azul real, aplacando así su angustia con un amarillo ancestral, vistiendo así su tristeza de un verde visceral, decorando así sus dudas con un carmín bestial celebrando sus errores con un cándido café, sanando mal de amores con un arco iris en la sien. Frida, le obsequio tu paleta no para que pinte paraísos perdidos o infiernos encontrados, más bien para que juegue con la vida a su manera, representando el universo tal y como lo entienda.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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