jueves 7 de julio 2016
“Ayer me levanté a las 4:30 de la mañana y me fui a una urbanización donde yo vivía en Cidra a buscar flores para mi apartamento. Me inspiraste.” Y así comenzó mi ritual mañanero, con una interacción de las que le dan cuerda a esa paz interna que a veces se va de vacaciones. Sutilmente le di cariño kinestésico a mis vertebras que llevaban 3 días sin manifestar sus más profundos anhelos de ondular como las olas del mar. Y así se fueron despojando de los estragos del virus, y así fui cediendo al llamado turquesa de la inmensidad.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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