domingo 6 de agosto 2017
No puedo llegar a la orilla del mar, pero aquí estoy a la orilla de otra página en blanco. Llego tanto por disciplina como por curiosidad, tanto por melancolía de domingo como por amor. Hace días que no me detengo a ver que sale. Quizás no salga nada. Tal vez me piquen cien mosquitos en lo que espero los ecos divinos que habitan en los verbos. Prefiero el silencio y mi sudor al abanico ruidoso y la peste a repelente. Parece que esta espera sirve sobretodo para llenarme los párpados de viscosa quietud y así poder despedirme de la luz. Pero antes de dormir rezaré, por el fin de las guerras que se libran sobre cuerpos de mujeres en casas vecinas y países lejanos, y por la pronta recuperación de mi espalda, que hoy me traiciona.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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