domingo 4 de septiembre 2016
La noche me condujo hacia la orilla oscura de un río, más bien una quebrada de memorias milenarias y agua no tan fría donde las corrientes se vistieron de azucena una y otra vez donde las cascadas sollozaban de felicidad y los mosquitos comían sin hambre donde la adultez era solo la niñez inconclusa donde la tenue luz se confundía con un orgasmo de acuarela o con el último suspiro de un azul desconocido donde estalló mi copa de vino en la entrepierna de una roca donde la madera perforó la planta de mi pie antes que cualquier cristal roto
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
November 2022
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