domingo 26 de junio 2016
Bailar para huirle a la soledad. Bailar de noche para celebrar la soledad. Bailar sola para sentir la compañía de las estrellas. Bailar bajo las estrellas para escuchar al viento. Cantarle al viento para creerme acompañada. Dejar mis dudas en remojo y seguir bailando y esperar hasta que se ablanden para esculpirlas a mi gusto. Sentí que un tímido coro siempre había habitado en mi caja torácica y que hoy finalmente decidió cantar conmigo. En el oscuro fresco de esta noche isleña cualquiera despliega el contenido de su cosmovisión ante las olas sin titubear. Cualquiera haya el cotidiano esplendor costero.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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