domingo 25 de diciembre 2016
De madrugada salió con su vestido rojo a rezar. Antes de escoger su rumbo una ráfaga de viento mojado le tomó la mano y la llevó hasta la orilla de su fe. Allí vio reflejada su locura y la de los demás hasta que el veneno milenario que circulaba por su cuerpo logró salir. Lo expulsó primero lentamente como árbol de goma mutilado, luego con fuerza como llanto de viuda nueva. Parada en un charco azul nocturno, sin fuerza para nadar y mucho menos para ahogarse, solo podía observar en silencio aquella materia vil que la había hechizado por años.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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