sábado 19 de agosto 2017
Es temprano. Llego pesada, y llena de postres. Me dejo caer, en todos los sentidos. Y el sol lo sabe, y la arena también. Los elementos se hacen cómplices de mi libertad esta mañana desteñida, barnizada por el viento y empolvada por la luz. Como si el cielo fuese un sancocho ardiente de cenizas y mercurio. Un brebaje celeste para embriagar a los mortales. Para que olviden sus nombres. Para que habiten las ruinas. No encuentro motivos para moverme, ya me envuelve una danza milenaria orquestrada por la piedra, el agua y la sal. Así, así, así como todo lo que falta por decir de la espuma. Mi presencia es inconsecuente y fundamental, banal y sagrada, eterna y fugaz.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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