sábado 16 de marzo 2019
Me quedé en la casita de mi familia cerca de El Yunque. Como no podía dormir, salí a pasear por el camino donde mi padre hace muchos años me enseñó que de noche no hace falta linterna si el cielo está despejado y la luna está lo suficientemente llena. La vista se acostumbra a la oscuridad, me dijo. Allí bailé con mi sombra. Por momentos quería testigos humanos.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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