miércoles 5 de octubre 2016 (versión más legítima)
Los momentos perfectos no precisan de poesía: Llego a la playa sobre-iluminada donde la espuma reclama su derecho a la oscuridad. Un amigo me deposita una biomasa anónima en la mano izquierda mientras me cierra el puño—permanezco flotando en el suspenso. Me dice que debo visualizar aquello que quiera soltar. Me entrega una vaina de meaito para meter lo que resulta ser una flor de maguey que ahora carga mis pensamientos más pesados. Me toca lanzarla al mar. Y así la marejada oscura devoró la pequeña canoa. Y así nació un ritual en la cresta de una ola.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
November 2022
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