martes 6 de febrero 2018
Quería decir algo del color palpitante que tiñe la mañana antes de meterle el diente, ese color al borde del colapso, el que no tiene fondo, el que se lame las heridas cuando nadie lo ve, esa mezcla indomable de sueños a medio soñar y el peso de la rutina que se avecina. Mañana toca devorar la mañana otra vez. Y enterrarle las garras para trazar el devenir con su sangre. Temo que arderá, como el mercurio que nos untaban las abuelas, las que quizás sufrían más, las que cargaron en sus vientres a nuestras madres por no poder decir que “no." Son cuerdas que la guitarra no tiene. Las toco con lo poco que me queda de los dedos luego de otro día desmenuzando las mismas preguntas y luchando con las ganas licuadas de huir.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
November 2022
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