jueves 30 de mayo 2019
no sé si empezar con un torrente o un agujero invisble ¿quién soy yo para escribir desde la primera persona y no la última? ¿para quién es el testimonio vacío? habría que llenarlo de duendes de mitologías enfangadas de colmillos florecidos se deborda del marco porque no tiene nombre no debería ser poema podría ser carta Querida, habítate con sinceridad. Entierra los látigos, pertenecen a otro siglo. La auto-ayuda no existe, la soledad es un invento cruel y expirado. Te extraño desde hace demasiado tiempo. Vuelve y no entierres banderas que el suelo se hunde aquí. Espero que te hayas hartado de la cobardía. Perdón, mi amor por ti sigue siendo condicional. No he trascendido las leyes del mercado. ¿Podrías traer propuestas concretas? Hay hambre espiritual. Los bailarines no se han enterado del apocalipsis y prefiero que tú tampoco te enteres. Es un cuento y no tengo por qué justificarlo. ¿Sabes de qué se trata? De la zona marítimo terrestre. Cuando abrió el baúl nacieron quinientos tinglares. Treparon las paredes como lagartijos. Se olvidaron del mar. Nérida los tumbaba con la escoba y los chiquitines insistieron hasta que no pasó nada. Por favor no dejes de hablar. Me siento demasiado sola. Invéntate otro cuento. Vivamos del cuento. Aguántame que me caigo. Vale. Las sombras de los árboles nos dieron a entender que la muerte no dolería. Pero este cuento no tiene por qué ser de la muerte. Es de las sábanas limpias y frías de la habitación del hotel que Viviana doblaba siempre a la misma hora. Cuando terminó volvió a su catre en el Bronx. Su marido le reclamó por la peste en la cocina. Eran los cadáveres de tinglares que no llegaron al mar. ¿Podrías escribir de otra cosa? El mar también se agota. No quiero terminar así. ¿Me ayudas?
0 Comments
Leave a Reply. |
P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
November 2022
Categories |