domingo 16 de junio 2019, en “La bomba” de la calle Santa Ana
Las luces de la costa ahora son tenues y rojas. Estamos en temporada de tinglares—nos importan más que antes. Con mucho esfuerzo, nos han convencido que vale la pena convivir. Llueve suavecito. Por ahora no tengo que compartir la orilla y la oscurdidad con otra gente. Algo en mí tiene que eclosionar, pero no sé bien qué es. Las palabras develan rutas innatas si las dejas, si no las confundes con iluminación artificial, eso creo. Con la luna y la espuma basta. Por eso estoy aquí, para refrescar la vista, desempañar el paisaje y volverme a enamorar cuantas veces sea necesario.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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