domingo 14 de abril 2019
Un domingo después de la misa odiosa que le tocó escuchar desde su balcón, Cleo se desesperó. No soportaba más su tristeza, pero la clave para superarla era precisamente no desesperarse. Cada minuto que resistía, la melancolía se espesba más y más hasta que tapó el sol y tiñó el paisaje de gris. Cleo tuvo que esquivar sus demonios todo el día entre nubarrones que le ofuscaban la vista, hazaña noble pero futil.
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P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
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