miércoles 13 de diciembre 2018
Salí a bailar en la orilla como a las 8 de la noche. Como me daba un poco de miedo lo que me podría hacer un hombre más fuerte que yo a esa hora, le pedí a un hombre más fuerte que yo y que amo que me acompañara. Rezo para que llegue pronto la noche en que las mujeres ya no encuentren razones para temerle a los hombres.
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Como me siento tan insatisfecha con este poema me he auto-impuesto la tarea de revisarlo cada día por una semana. A ver qué quedará de él el domingo que viene...
Desde hace tiempo he querido documentar la evolución de un texto. arte, flor, y tierra (versión del domingo 16 de diciembre 2018) arte. flor. y tierra. mastico la receta que me dio la abuela una de lxs ocho isleñxs que en mí depositó su esencia dejo que me visiten a través de los perros y las plantas que me saquen en cara mis regueros que me hagan desconfiar de los hombres que me susurren de madrugada aunque a veces no me dejen dormir lentamente voy descifrando sus historias visitando los rincones que habitan enlazando sus rastros sobre un gran mapa de papel sembrando sus anhelos secretos en el suelo para que dentro de mi germinen la libertad y la ciencia el amor y la sobrevivencia el arte las flores y la tierra martes 11 de dicembre 2018
art is not meant to be created in stolen moments only (i think clarissa pinkola estes said so) nothing makes me feel freer than stealing a moment to give art a fighting chance es que hay que bregar con tanto maldito requisito pero este no es maldito porque me lo impuse yo la libertad de imponernos nuestro propio orden (muchas veces es la única que encuentro) ya que me fajo tanto para cumplir con las exigencias de los demás, se siente cabrón cumplir con las mías hoy perdí de vista el mar por un instante y vi a un viejo verde mirándome sin vergüenza alguna. rápido escondí la mirada como avestruz para intentar disfrutar lo que me quedaba de rezo (y de luz) lunes 10 de diciembre 2019
Llevo tiempo queriendo ser más consistente con el componente playero y cenestésico de esta práctica. Mi meta es llegar a moverme al menos 30 minutos cada día, preferiblemente en la orilla del mar. Si tengo que sacrificar algo, que sean las palabras. ¿Por qué insisto en esta práctica? Porque me hace bien. Nunca me falla y la orilla es constitucionalmente nuestra, creo. He comprobado a lo largo de estos dos años que es hermosa todos los días, aunque no siempre logro mirarla a los ojos. Hay algo de ese espejo vivo que me ayuda a bregar con la existencia. Se rompen una y otra vez pero nunca paran, vienen en corillo, y no se sabe bien donde empieza una y termina la otra. La continuidad de los elementos propicia la integración. No existe una ola definitiva. Hay algo de esta frontera indefinida que me abre una y otra vez a la posiblidad de ser, con toda la carne y todos los huesos en esta hora de sal. Me gustan las curvas virulentas que trazan mis extremidades. No hago contacto con la cabeza y el torso porque hoy no me quiero empanar de arena ni meter al mar. Pero cuando me derramo entera es sabroso, a pesar de todos los machos que me hostigan. Pronto quiero escribir más de ellos. Me sorprende lo mucho que pude manifestarme sin llenarme de arena y mojarme demasiado. No he vuelto a cagar sangre desde la última vez que escribí. |
P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
November 2022
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