domingo 19 de junio 2016
Visité mi orilla tres veces, con ningún motivo de bailar. En la primera visita pinté los zafacones de un blanco gaviota, con los nervios de punta, como quien está cometiendo un gran delito. En la segunda visita miné el sargazo buscando rastros de vida, con el frenesí de un astronauta que quiere hallar vida más allá. En la tercera visita me acompañó un ser lumínico en todos los sentidos. Y así descubrimos cómo se lucen las olas cuando las bañas con luz dorada, cómo la espuma goza del protagonismo, cómo la arena canta en las ambiciosas tonalidades de oro fundido.
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sábado 18 de junio 2016
Un tal Jonathan me invitó a reflexionar sobre los peligros de las estelas que dejaron dos aviones sobre nuestro cielo de hoy. Pero hoy me sentí ajena al peligro, o mejor dicho, me creí que lo espantaría sin duda si bailaba mis verdades. ¿Cómo lidiar con las sombras tenebrosas debajo del mar? Mojar la punta de un pincel de sargazo en la parte más oscura y pintar lo que salga. Puede que de la oscuridad brote algo de luz, o que sencillamente de los trazos salga una obra más. Así saben los nervios de presentar algo que aún no entiendo. viernes 17 de junio 2016
-"¿Qué tipo de yoga es eso que tú haces? Yo nado por ahí y te veo, está brutal.” -"No es yoga cómo tal. Lo que hago es experimentar y soltar, dejar que salga lo que salga." -“¿Eres bailarina entonces?" -"Si." -"Ah pues esas prácticas así son bien importantes porque inspiran a los demás. Tu estás ahí dando energía, como un yogi master de verdad.” Así comenzó mi práctica. Qué ironía que en la búsqueda de energía aparentemente soy capaz de irradiarla también. Hoy surgieron nuevas sombras cerca de la boya a las cuales tuve que huirle, por instinto y respeto. jueves 16 de junio 2016
Llegué con la carretilla, vacía. Mientras almacenaba sargazo le admiraba las curvas y las intentaba imitar con las mías, pidiéndole consejos. Decidí que mi nuevo director artístico sería el sargazo, o el sargazo decidió ser mi director artístico. Su orden, sus colores, su olor, su desorden, sus grises, su peste. Le expliqué a Carlos, el vecino, lo que es “performance.” Cargué mi cabeza de boya a orilla. Se acerca la fecha… Dejé de hacer poesía para fabricar nervios, hasta que las olas apabullaron mis nervios con su fuerza líquida. hasta que los nervios derrocaron mi paz con su potencia química. miércoles 15 de junio 2016
Antes de abrir los ojos me dan ganas pertinaces de escribir, de bailar para escribir, de sacar el ritual de movimiento del medio para sentarme a sembrar el documento de texto, para enyuntar palabras que aren el terreno árido de la incertidumbre y así brote la creación. Pero en la orilla hallé más que motivos para escribir. Hallé una cantera de posibilidades, placer (y mierda canina). Conocí a una teatrera y gestora cultural que me felicitó por mi sesión pasada de fotografías y a un golden retriever que también admira mi trabajo. Me siento cómplice de algo sagrado y universal. martes 14 de junio 2016
Nos postramos ante el horizonte. Sobre la arena, la toalla, sobre la toalla, nuestras frentes. Los majes voraces en su banquete, nosotros en nuestro dudoso rezo, repitiendo versos en lengua ajena. Y así se asomó el sol de hoy. A veces padezco de pensar que no existo Remedio casero: catar el color de ojos ajenos. Dejar que alguien te pinte con la mirada mientras lo pintas con la tuya. Creando un pigmento óptico que solo existe en el tiempo. Cantando hasta invocar el vuelo de peces plateados O hasta vendarnos los ojos con el rabioso celaje de una manta raya lunes 13 de junio 2016
Esta mañana me despertó un sueño lúcido en el cual yo denunciaba injusticias ante figuras de autoridad en la orilla del mar. No los lograba conmover, pero eso no me detuvo. Esta noche el menú es: Cansancio. Desgane. Sueño. Disciplina. Palabras. Cien de ellas. Una de mí. La orilla chillando blanco al bostezar, con tibia calma. La arena seca, suelta y fina. Y fría. Mis pies bendecidos por el cobre intacto de Adjuntas. Algunos queriendo minar metales de cavidades recónditas, Yo queriendo minar imágenes sagradas de la orilla del mar. Cada loco con su tema, cada ecosistema con su defensor. domingo 12 de junio 2016
Mar quieto, irrefutablemente de verano. Salsa de la gorda, a volumen moderado. Reggaeton, en crescendo. 9 de de la mañana, demasiada gente para dejarme ir. Intentando sintonizarme a emisoras de ultramar. ¿Qué me dice el sargazo? Con abejas muertas en sus entrañas me respondió así: "Descuartiza tus miedos y entrégate a la lucha, entrégate a nadar. Ampárate en mí, como cría de anguila, Reprodúcete bajo mi salado dosel, Y vete lejos del mar hacia el monte, por los ríos. Ponte grande, ponte fuerte, Siempre regresando al mar." Y en pánico nadé desde la boya Huyéndole a una anónima sombra submarina. sábado 11 de junio 2016
“Tú eres la bailarina de la playa?” Ya fue hace más de una semana que me preguntaron eso por primera vez, en un negocio de la calle Loíza. Usualmente me arden las etiquetas pero esa me supo a pomarrosa. Regresando a la danza de hoy, resulta que todavía le huyo a la mayoría de los rostros. Frecuentemente cuando siento que se aproxima alguien, cierro el enfoque como telón de teatro para sentir que estoy en la seguridad de una exploración íntima tras bastidores. Dejé rastros conscientes sobre la arena. Una adolescente los miraba con curiosidad. Me sonrío a la vuelta. viernes 10 de junio 2016
Horca en mano. Iba con plan. Recoger sargazo. Acababa de ver a dos caribas copulando. La quietud, el silencio y la duración de ese acto íntimo me dejaron revuelta y frenética. En la orilla descifré que el sargazo tiene orden, tiene dirección y nos habla en millas naúticas. Su lenguaje es precisio. Nos dicta cada mañana las dimensiones del mar cuando nadie lo mira. Dice: “Hasta aquí llegó cuando dormías, así le bailó a la luna.” La arena seca, pero el sargazo permanece ahí, si lo dejamos. Como lápida sepulcral de la marea alta. Como testimonio salado del oleaje oscuro. |
P. P. P.Ahora: cada día tiene su pie forzado, lo importante es seguir, sin forzar demasiado Archives
November 2022
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